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American Psycho

Si no le dedico un post a este libro, reviento. American Psycho es una novela de principios de los noventa basada en las »aventuras» de psicópata del ya de sobra conocido Patrick Bateman.
Esta novela es el culmen de la carrera del escritor Bret Easton Ellis, autor de la Generación X, quiero decir que es su mejor novela ya que todas sus novelas están centradas en el mismo circulo social y se reduce a niños ricos que se drogan y hacen excesos. Probablemente inspiradas en su propia vida.

A pesar de que el propio Ellis asegure que él no escribió American Psycho, que cada vez que se sentaba a escribir »el espíritu de Patrick Bateman» le introducía en un trance, incluso ha llegado a alegar que le daba miedo pensar en lo que él mismo había creado. Es posible que esta novela sea obra del subconsciente liberado de Ellis por las drogas – si algo han demostrado, es que a los artistas les va mejor cuando están drogados –  o que sea una novela creada tan concienzudamente que alegar que la escribió sin ayuda de ningún elemento exterior fuera obra de un auténtico psicópata.
En todo caso, American Psycho creó un inmenso revuelo incluso antes de empezar a ser editada, cuando la editorial de Ellis se negó en rotundo a publicar semejante atrocidad.
Incluso hoy día, si la nombras en los círculos más conservadores te dirán que es el mayor pecado literario de la mano del diablo. A pesar de toda la polémica de lo que se habló durante meses, e incluso años cuando fue récord en ventas, el libro salió a la luz habiendo sido levemente retocado para »suavizarlo». Así comenzaba esta novela:

»PERDED TODA ESPERANZA AL TRASPASARME» está garabateado con letras rojo sangre en la fachada del Chemical Bank cerca de la esquina de la calle Once con la Primera Avenida y está escrito con caracteres lo bastante grandes como para que se vea desde el asiento trasero del traxi cuando éste avanza a sacudidas entre la circulación que deja Wall Street y justo cuando Timothy Price se fija en las palabras se detiene un autobús, con el anuncio de Les Misérables en el costado, tapándole la vista, pero a Price, que trabaja con Pierce & Pierce y tiene vintiséis años, no parece que le importe porque dice al taxista que le dará cinco dólares si sube el volumen de la radio -»Be My Baby» suena en la WYNN- y el taxista, negro, no norteamericano, así lo hace.

La novela, por encima de la representación de fiestas de las más altas esferas de Wall Street de los años ’80, la narración de escenas explícitas de canibalismo, sadismo, sexo y violencia, e incluso la perfecta descripción de un personaje tan sumamente complicado como lo es Patrick Bateman en un círculo social tan sencillo; por encima de todo eso es una gran crítica a este estilo de vida y a la sociedad americana autocomplaciente y orgullosa de sí misma que Ellis conoce tan a fondo.

Se puede ver en pequeños detalles ( se trata de una novela extremadamente detallista pero de narración rápida) como cuando todos se confunden entre ellos: mismos cortes de pelo, mismo trajes de marca, mismas gafas de asta. Patrick Bateman vive para las marcas que impone el más crudo capitalismo de Wall Street, es un hombre acostumbrado a conseguir lo que se le antoja, un niño malcriado al que nunca le han trazado una línea límite. Tiene las barreras tan desdibujadas que a veces no distingue lo que es real o lo que no, y por supuesto lo que está bien y lo que está mal. Es un hombre que lo único que desea en placer y más placer. De ahí deriva su psicopatía.

Es un libro que causó un antes y un después en mi vida, principalmente porque lo leí en una etapa prepúber -13 o 14 años- y hay que saber saborear y entender, no es de esas novelas que al terminarla puedas pasar a otra cosa sin reflexionar un rato sobre toda la información que te aporta. Hay un par de capítulos especialmente descriptivos que si no los lees mentalizado, pueden sentarte bastante mal. Hablaría de la cantidad de frases lapidarias que tiene, del fantástico retrato que hace Ellis de un psicópata o del extraño final de la obra, pero si no habéis leído el libro os lo dejo de deberes.

En el año 2000 salió a la luz una película de American Psycho con Christian Bale haciendo de Patrick Bateman – fantástica actuación, he de decir-, que sin dejarse caer en toda la violencia del libro hace una de las pocas buenas adaptaciones de películas sobre libros. Y bueno, el intento pestilente de segunda parte forzada que hicieron no puede llamarse película ni nada.

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American Psycho

Si no le dedico un post a este libro, reviento. American Psycho es una novela de principios de los noventa basada en las »aventuras» de psicópata del ya de sobra conocido Patrick Bateman.
Esta novela es el culmen de la carrera del escritor Bret Easton Ellis, autor de la Generación X, quiero decir que es su mejor novela ya que todas sus novelas están centradas en el mismo circulo social y se reduce a niños ricos que se drogan y hacen excesos. Probablemente inspiradas en su propia vida.

A pesar de que el propio Ellis asegure que él no escribió American Psycho, que cada vez que se sentaba a escribir »el espíritu de Patrick Bateman» le introducía en un trance, incluso ha llegado a alegar que le daba miedo pensar en lo que él mismo había creado. Es posible que esta novela sea obra del subconsciente liberado de Ellis por las drogas – si algo han demostrado, es que a los artistas les va mejor cuando están drogados –  o que sea una novela creada tan concienzudamente que alegar que la escribió sin ayuda de ningún elemento exterior fuera obra de un auténtico psicópata.
En todo caso, American Psycho creó un inmenso revuelo incluso antes de empezar a ser editada, cuando la editorial de Ellis se negó en rotundo a publicar semejante atrocidad.
Incluso hoy día, si la nombras en los círculos más conservadores te dirán que es el mayor pecado literario de la mano del diablo. A pesar de toda la polémica de lo que se habló durante meses, e incluso años cuando fue récord en ventas, el libro salió a la luz habiendo sido levemente retocado para »suavizarlo». Así comenzaba esta novela:

»PERDED TODA ESPERANZA AL TRASPASARME» está garabateado con letras rojo sangre en la fachada del Chemical Bank cerca de la esquina de la calle Once con la Primera Avenida y está escrito con caracteres lo bastante grandes como para que se vea desde el asiento trasero del traxi cuando éste avanza a sacudidas entre la circulación que deja Wall Street y justo cuando Timothy Price se fija en las palabras se detiene un autobús, con el anuncio de Les Misérables en el costado, tapándole la vista, pero a Price, que trabaja con Pierce & Pierce y tiene vintiséis años, no parece que le importe porque dice al taxista que le dará cinco dólares si sube el volumen de la radio -»Be My Baby» suena en la WYNN- y el taxista, negro, no norteamericano, así lo hace.

La novela, por encima de la representación de fiestas de las más altas esferas de Wall Street de los años ’80, la narración de escenas explícitas de canibalismo, sadismo, sexo y violencia, e incluso la perfecta descripción de un personaje tan sumamente complicado como lo es Patrick Bateman en un círculo social tan sencillo; por encima de todo eso es una gran crítica a este estilo de vida y a la sociedad americana autocomplaciente y orgullosa de sí misma que Ellis conoce tan a fondo.

Se puede ver en pequeños detalles ( se trata de una novela extremadamente detallista pero de narración rápida) como cuando todos se confunden entre ellos: mismos cortes de pelo, mismo trajes de marca, mismas gafas de asta. Patrick Bateman vive para las marcas que impone el más crudo capitalismo de Wall Street, es un hombre acostumbrado a conseguir lo que se le antoja, un niño malcriado al que nunca le han trazado una línea límite. Tiene las barreras tan desdibujadas que a veces no distingue lo que es real o lo que no, y por supuesto lo que está bien y lo que está mal. Es un hombre que lo único que desea en placer y más placer. De ahí deriva su psicopatía.

Es un libro que causó un antes y un después en mi vida, principalmente porque lo leí en una etapa prepúber -13 o 14 años- y hay que saber saborear y entender, no es de esas novelas que al terminarla puedas pasar a otra cosa sin reflexionar un rato sobre toda la información que te aporta. Hay un par de capítulos especialmente descriptivos que si no los lees mentalizado, pueden sentarte bastante mal. Hablaría de la cantidad de frases lapidarias que tiene, del fantástico retrato que hace Ellis de un psicópata o del extraño final de la obra, pero si no habéis leído el libro os lo dejo de deberes.

En el año 2000 salió a la luz una película de American Psycho con Christian Bale haciendo de Patrick Bateman – fantástica actuación, he de decir-, que sin dejarse caer en toda la violencia del libro hace una de las pocas buenas adaptaciones de películas sobre libros. Y bueno, el intento pestilente de segunda parte forzada que hicieron no puede llamarse película ni nada.

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Buenas series que duraron más de lo que debían

Cuando una serie es exitosa, los directivos de las cadenas se dedican a exprimirla hasta la última gota en lugar de hacer de ella una obra de arte. las siguientes series, para pesar de muchos de vosotros, es una clara muestra de ello. Así que procedo a enumerar algunas de las que he visto y a las que les sobra una o varias temporadas.

Prison Break

Si bien había empezado de una manera fabulosa – a pesar de sus inexpresivos actores – las dos primeras temporadas tenían unos guiones muy buenos que enganchaban de manera involuntaria ¿Qué paso? Liaron la perdiz, y una vez fuera de la cárcel, los volvieron a meter en otra, y en otra. El público se cansó y terminó de mala manera. Un final, que si no se hubiera alargado tanto la serie, sería totalmente indigno de ella.

Una vez finalizada su emisión, lo único que se puede recordar con orgullo de ella fue cómo le dio impulsó la carrera del genial Robert Knepper, que interpretaba al famoso Theodore »T-Bag» Bagwell y nuestro querido Sucre.

Urgencias (E.R)

Tras 15 años de emisión, impulsar la carrera de multitud de actores (entre ellas, el mismísimo George Clooney o al que ahora conocemos como el Dr. Foreman de House), ser clasificada como una de las mejores series de la historia y conseguir registros de audiencia históricos; la sala de Urgencias cerró al público en su decimoquinta temporada con un final abierto y… bueno que fue una mierda, resumiendo. Debería haber terminado por lo menos en la decimoprimera temporada cuando todo se empezó a volver de lo más surrealista, el elenco principal había cambiado completamente y los registros de audiencia empezaron a caer en picado. Es una pena que terminase sin que casi nadie se diera cuenta para una serie tan histórica y que todo el mundo conoce. Fue un final emotivo donde se reunían casi todos los actores que pasaron por el elenco durante se historia y que sé que más de uno acabó llorando a moco tendido.
A pesar de eso nos dejó unas primeras temporadas sensacionales y según dicen los médicos, la más realista de todas.

Heroes

Esta serie había empezado con una fuerza tremenda, y si bien la audiencia decayó porque las tramas argumentales de las siguientes temporadas eran dignas del mejor cómic y no de una serie que disfrutase el público medio, la última temporada que selló su ataúd es bastante mediocre tirando a mala. Si jugaba bien sus cartas, Heroes tenía todas las papeletas de ser una serie de culto con todas las letras. Pero jugaron mal las cartas y el proyecto se fue a pique, le podría haber pasado a cualquiera (o no).  En parte su batacazo fue por culpa del intento de centrar la atención en el personaje de Claire Benett y sus problemas familiares. Mala elección.
Admito que al menos cuatro de sus cinco temporadas son entretenidas e intrigantes, pero la última incluso estando en el reparto el grandísimo Ray Park y Robert Knepper, no se salvó y fue aburrida hasta la saciedad. No sólo eso sino que a los que aún seguían la serie les dejaron sin un final por la cancelación de la serie, una bofetada en la cara y si te he visto no me acuerdo.
Se ha llegado a hablar de que iban a hacer una película, pero finalmente han confirmado que de eso nada.
Así que esta serie quedará totalmente inconclusa y abandonada.

Veronica Mars

Comencé a ver esta serie por mero aburrimiento y me enganchó. Si desde fuera parece una serie de instituto más, cuando la ves no tiene nada que ver, digna de las mejores series de detectives es intrigante, más madura de lo esperado, con unas tramas muy buenas y unos personajes de lo más variados, la mayoría de ellos hilarantes.
¿Qué ocurrió? Veronica comenzó la universidad, tenía el caso de un violador, todo estupendo, entretenido, intrigante, algo peligroso… resolvió el caso a mitad de temporada, se quedaron sin ideas y de pronto la serie entera se fue a pique en tiempo record (me refiero en unos 5 capítulos). Así que por sus malos registros pasó algo parecido a Heroes. La cancelaron sin dar un final concreto y así se quedó.
Si hubieran hecho otra temporada es probable que hubieran conseguido remontarla. Pero nunca lo sabremos.

Embrujadas
Ni siquiera sé si ésta puede considerarse una buena serie. Pero sí una serie entretenida. Quizá algo previsible con el tiempo y a veces repetitiva, pero la serie comenzó a irse a pique no por problemas de audiencia ni tampoco por malas temporadas, sino porque los actores se pelearon entre sí. Es un gran ejemplo de cómo la falta de profesionalidad afecta directamente al resultado del producto.
Por muchos problemas que hubiese internamente y lo mediocre que se volviese, seguían sacando temporadas hasta que después de muchas (creo que nueve) y morir la mayoría de los actores, terminó. Nada que lamentar en este caso.

Buffy Vampire Slayer / Angel
Siguiendo con lo sobrenatural, Buffy nunca terminó de gustarme, incluso con el tiempo comencé a cogerle algo de manía. Nunca fui capaz de ver una temporada entera, los personajes y los actores eran lo peor y las historias eran predecibles, repetitivas y tediosas. Es un ejemplo claro de una serie que tuvo más éxito del que se merecía, todavía no sé el motivo, pero sí sé que la alargaron más de lo que se debía hasta que (por lo que tengo entendido) a la ciudad de Buffy se la tragó la tierra. Literalmente.

En contraposición, Angel era un spin-off de Buffy pero era totalmente diferente. Era una serie que me encantaba (y no sólo por David Boreanaz) y que por desgracia pifiaron en la quinta temporada. Durante la misma la cancelaron y decidieron darle un final más o menos abierto.
A diferencia de su hermana mayor, Angel tenía un tono más oscuro, era más madura y tenía mejores lineas argumentales.

Gossip Girl

Esta serie comencé a verla básicamente por trabajo. Es una serie algo mediocre que definiría como un poco disimulado pase de modelos. No pintaba mal la primera o segunda temporada. Esta serie sería el sueño de cualquier estadista: baraja todas las posibilidades de amoríos habidas y por haber, lo cual acaba siendo un tremendo coñazo. Entre eso y que Blair ha dejado de ser una zorra no hay ningún motivo para seguir viéndola.

Alias

A esta serie, por mucho que nos duela admitirlo, le sobran las dos últimas temporadas. Si no fuera por esas dos tediosas y condenadas temporadas, estaría hablando de mi serie favorita de todos los tiempos  (sí, por encima de Lost). J. J. Abrams es un genio, sin ninguna duda pero falla con los finales de serie (me da miedo por Fringe en estos momentos). Si ya la jodió con Felicity, Alias se torció con la creación de APO, el lío de bebés y maridos desaparecidos y lo mal que se llevó el tema de Rambaldi (tema que podría haber sido apoteósico) en esas dos temporadas. Es posible que empezase a flaquear al final de la tercera temporada, ya que no es, ni por asomo el apoteósico final que nos dejaron en la segunda temporada. Y aunque Sydeny Bristow fuera más dura que el adamantium, el rollo de meter a toda la familia fue una mala elección.

Puede que haya sido la precursora de Fringe. A pesar de todo eso, es una serie que si no habéis visto, recomiendo encarecidamente que la veáis. Tiene suspense, acción, unos personajes fabulosos con grandes actores detrás.

Los Simpson

Tú lo sabes y yo lo sé. Preferimos ver por trigésimo cuarta vez el capítulo de Tenacitas en A3 que nos sigue haciendo gracia a ver algún capítulo de las nuevas temporadas. Es probable que si el primer doblador español de Homer no hubiera muerto en la decimosegunda temporada (el grandísimo Carlos Revilla, que en paz descanse) le hubiera seguido encontrado la gracia. Pero personalmente, en el momento en que Homer cambió de doblador, automáticamente dejó de gustarme.
Hay que tener en cuenta que Los Simpson tienen 21 temporadas, varias películas y planean seguir en el barco bastante tiempo. Es un ejemplo de éxito rotundo, sí.
Pero personalmente Matt Greoning debería olvidarse de Los Simpson (aunque darle un final es más difícil que seguir creando capítulos) y comenzar a centrarse en Futurama, que ahora mismo, lo borda.

Lost (Perdidos)

Antes de que vengáis enfurecidos con antorchas a la puerta de mi casa, las cosas como son. A Lost le sobran dos temporadas, lo queráis o no. Me vais a decir que os habéis emocionado de la misma forma en un capítulo de la cuarta temporada con uno de la sexta. Pues no.
A pesar de un reparto brillante, tramas que enganchaban y todo lo demás, la mayoría de los capítulos de las dos últimas temporadas son meramente de relleno. No es lo mismo que los de la segunda temporada, que a pesar de ser floja era necesario. Personalmente el rollo de las deidades, la fé y todo el rollo espiritualista me sobra. Por muy emotivo que fuera el final, hace que pienses que has perdido seis años de tu vida.

En este caso la culpa no es de J. J. Abrams ya que delegó la creación de los guiones en la cuarta temporada (y se nota) en los dos terroristas aquellos que destrozaron el final.
¿Si Abrams hubiera seguido metiendo mano en los guiones, esas dos temporadas no sobrarían? Seguramente. Y ahora mismo estaría hablando de una de las mejores series de todos los tiempos. Pero no fue así. No tengo nada más que alegar.

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Buenas series que duraron más de lo que debían

Cuando una serie es exitosa, los directivos de las cadenas se dedican a exprimirla hasta la última gota en lugar de hacer de ella una obra de arte. las siguientes series, para pesar de muchos de vosotros, es una clara muestra de ello. Así que procedo a enumerar algunas de las que he visto y a las que les sobra una o varias temporadas.

Prison Break

Si bien había empezado de una manera fabulosa – a pesar de sus inexpresivos actores – las dos primeras temporadas tenían unos guiones muy buenos que enganchaban de manera involuntaria ¿Qué paso? Liaron la perdiz, y una vez fuera de la cárcel, los volvieron a meter en otra, y en otra. El público se cansó y terminó de mala manera. Un final, que si no se hubiera alargado tanto la serie, sería totalmente indigno de ella.

Una vez finalizada su emisión, lo único que se puede recordar con orgullo de ella fue cómo le dio impulsó la carrera del genial Robert Knepper, que interpretaba al famoso Theodore »T-Bag» Bagwell y nuestro querido Sucre.

Urgencias (E.R)

Tras 15 años de emisión, impulsar la carrera de multitud de actores (entre ellas, el mismísimo George Clooney o al que ahora conocemos como el Dr. Foreman de House), ser clasificada como una de las mejores series de la historia y conseguir registros de audiencia históricos; la sala de Urgencias cerró al público en su decimoquinta temporada con un final abierto y… bueno que fue una mierda, resumiendo. Debería haber terminado por lo menos en la decimoprimera temporada cuando todo se empezó a volver de lo más surrealista, el elenco principal había cambiado completamente y los registros de audiencia empezaron a caer en picado. Es una pena que terminase sin que casi nadie se diera cuenta para una serie tan histórica y que todo el mundo conoce. Fue un final emotivo donde se reunían casi todos los actores que pasaron por el elenco durante se historia y que sé que más de uno acabó llorando a moco tendido.
A pesar de eso nos dejó unas primeras temporadas sensacionales y según dicen los médicos, la más realista de todas.

Heroes

Esta serie había empezado con una fuerza tremenda, y si bien la audiencia decayó porque las tramas argumentales de las siguientes temporadas eran dignas del mejor cómic y no de una serie que disfrutase el público medio, la última temporada que selló su ataúd es bastante mediocre tirando a mala. Si jugaba bien sus cartas, Heroes tenía todas las papeletas de ser una serie de culto con todas las letras. Pero jugaron mal las cartas y el proyecto se fue a pique, le podría haber pasado a cualquiera (o no).  En parte su batacazo fue por culpa del intento de centrar la atención en el personaje de Claire Benett y sus problemas familiares. Mala elección.
Admito que al menos cuatro de sus cinco temporadas son entretenidas e intrigantes, pero la última incluso estando en el reparto el grandísimo Ray Park y Robert Knepper, no se salvó y fue aburrida hasta la saciedad. No sólo eso sino que a los que aún seguían la serie les dejaron sin un final por la cancelación de la serie, una bofetada en la cara y si te he visto no me acuerdo.
Se ha llegado a hablar de que iban a hacer una película, pero finalmente han confirmado que de eso nada.
Así que esta serie quedará totalmente inconclusa y abandonada.

Veronica Mars

Comencé a ver esta serie por mero aburrimiento y me enganchó. Si desde fuera parece una serie de instituto más, cuando la ves no tiene nada que ver, digna de las mejores series de detectives es intrigante, más madura de lo esperado, con unas tramas muy buenas y unos personajes de lo más variados, la mayoría de ellos hilarantes.
¿Qué ocurrió? Veronica comenzó la universidad, tenía el caso de un violador, todo estupendo, entretenido, intrigante, algo peligroso… resolvió el caso a mitad de temporada, se quedaron sin ideas y de pronto la serie entera se fue a pique en tiempo record (me refiero en unos 5 capítulos). Así que por sus malos registros pasó algo parecido a Heroes. La cancelaron sin dar un final concreto y así se quedó.
Si hubieran hecho otra temporada es probable que hubieran conseguido remontarla. Pero nunca lo sabremos.

Embrujadas
Ni siquiera sé si ésta puede considerarse una buena serie. Pero sí una serie entretenida. Quizá algo previsible con el tiempo y a veces repetitiva, pero la serie comenzó a irse a pique no por problemas de audiencia ni tampoco por malas temporadas, sino porque los actores se pelearon entre sí. Es un gran ejemplo de cómo la falta de profesionalidad afecta directamente al resultado del producto.
Por muchos problemas que hubiese internamente y lo mediocre que se volviese, seguían sacando temporadas hasta que después de muchas (creo que nueve) y morir la mayoría de los actores, terminó. Nada que lamentar en este caso.

Buffy Vampire Slayer / Angel
Siguiendo con lo sobrenatural, Buffy nunca terminó de gustarme, incluso con el tiempo comencé a cogerle algo de manía. Nunca fui capaz de ver una temporada entera, los personajes y los actores eran lo peor y las historias eran predecibles, repetitivas y tediosas. Es un ejemplo claro de una serie que tuvo más éxito del que se merecía, todavía no sé el motivo, pero sí sé que la alargaron más de lo que se debía hasta que (por lo que tengo entendido) a la ciudad de Buffy se la tragó la tierra. Literalmente.

En contraposición, Angel era un spin-off de Buffy pero era totalmente diferente. Era una serie que me encantaba (y no sólo por David Boreanaz) y que por desgracia pifiaron en la quinta temporada. Durante la misma la cancelaron y decidieron darle un final más o menos abierto.
A diferencia de su hermana mayor, Angel tenía un tono más oscuro, era más madura y tenía mejores lineas argumentales.

Gossip Girl

Esta serie comencé a verla básicamente por trabajo. Es una serie algo mediocre que definiría como un poco disimulado pase de modelos. No pintaba mal la primera o segunda temporada. Esta serie sería el sueño de cualquier estadista: baraja todas las posibilidades de amoríos habidas y por haber, lo cual acaba siendo un tremendo coñazo. Entre eso y que Blair ha dejado de ser una zorra no hay ningún motivo para seguir viéndola.

Alias

A esta serie, por mucho que nos duela admitirlo, le sobran las dos últimas temporadas. Si no fuera por esas dos tediosas y condenadas temporadas, estaría hablando de mi serie favorita de todos los tiempos  (sí, por encima de Lost). J. J. Abrams es un genio, sin ninguna duda pero falla con los finales de serie (me da miedo por Fringe en estos momentos). Si ya la jodió con Felicity, Alias se torció con la creación de APO, el lío de bebés y maridos desaparecidos y lo mal que se llevó el tema de Rambaldi (tema que podría haber sido apoteósico) en esas dos temporadas. Es posible que empezase a flaquear al final de la tercera temporada, ya que no es, ni por asomo el apoteósico final que nos dejaron en la segunda temporada. Y aunque Sydeny Bristow fuera más dura que el adamantium, el rollo de meter a toda la familia fue una mala elección.

Puede que haya sido la precursora de Fringe. A pesar de todo eso, es una serie que si no habéis visto, recomiendo encarecidamente que la veáis. Tiene suspense, acción, unos personajes fabulosos con grandes actores detrás.

Los Simpson

Tú lo sabes y yo lo sé. Preferimos ver por trigésimo cuarta vez el capítulo de Tenacitas en A3 que nos sigue haciendo gracia a ver algún capítulo de las nuevas temporadas. Es probable que si el primer doblador español de Homer no hubiera muerto en la decimosegunda temporada (el grandísimo Carlos Revilla, que en paz descanse) le hubiera seguido encontrado la gracia. Pero personalmente, en el momento en que Homer cambió de doblador, automáticamente dejó de gustarme.
Hay que tener en cuenta que Los Simpson tienen 21 temporadas, varias películas y planean seguir en el barco bastante tiempo. Es un ejemplo de éxito rotundo, sí.
Pero personalmente Matt Greoning debería olvidarse de Los Simpson (aunque darle un final es más difícil que seguir creando capítulos) y comenzar a centrarse en Futurama, que ahora mismo, lo borda.

Lost (Perdidos)

Antes de que vengáis enfurecidos con antorchas a la puerta de mi casa, las cosas como son. A Lost le sobran dos temporadas, lo queráis o no. Me vais a decir que os habéis emocionado de la misma forma en un capítulo de la cuarta temporada con uno de la sexta. Pues no.
A pesar de un reparto brillante, tramas que enganchaban y todo lo demás, la mayoría de los capítulos de las dos últimas temporadas son meramente de relleno. No es lo mismo que los de la segunda temporada, que a pesar de ser floja era necesario. Personalmente el rollo de las deidades, la fé y todo el rollo espiritualista me sobra. Por muy emotivo que fuera el final, hace que pienses que has perdido seis años de tu vida.

En este caso la culpa no es de J. J. Abrams ya que delegó la creación de los guiones en la cuarta temporada (y se nota) en los dos terroristas aquellos que destrozaron el final.
¿Si Abrams hubiera seguido metiendo mano en los guiones, esas dos temporadas no sobrarían? Seguramente. Y ahora mismo estaría hablando de una de las mejores series de todos los tiempos. Pero no fue así. No tengo nada más que alegar.

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Los dibujos de antes y los de ahora

El otro día, mientras desayunaba, tuve la buena suerte de encontrar la serie animada de los ’90 de X-Men, en TelEspe -TeleMadrid para los no madrileños-. Una vez acabados, seguí haciendo zapping hasta encontrar unos dibujos modernos y tuve la oportunidad de hacer comparaciones entre uno y otro.

He de decir que la serie animada de X-Men fue una de mis series favoritas cuando era pequeña, mi padre y yo nos levantábamos todos los días media hora antes para verla antes de irme al colegio -de ésto hace más de 10 años-. Tuve la oportunidad de comprobar que a pesar del tiempo pasado, seguía disfrutando como antes de las historias y no me parecieron para nada infantiles. De hecho los dibujos con los que me crié (la serie animada de Spiderman, Bola de Dragón, David el Gnomo, El Inspector Gadget, Popeye, etc.) eran bastante serios, maduros y educativos. A pesar de lo aburrido que pueda parecer, a mi en su día no me lo parecieron y me enseñaron valores bastante importantes como lo ocurrido en la II Guerra Mundial, el respeto a la naturaleza y a los demás, lo que se debe y no se debe hacer, algo de empatía por los personajes, el amor, la amistad, la muerte, la paciencia, etc.
Esos dibujos te enseñaban las realidades del mundo, eran más delicados y tenían muy en cuenta lo que querían transmitir.
Con todo eso, pienso que las generaciones de finales de los ochenta y principios de los noventa no salimos tan mal – quitando que gilipollas hay en todas partes -. A pesar de que nos criamos con las películas de Disney que eran tremendamente crueles (aquello sí que era aprender a palos); pero también Barrio Sésamo nos enseñaron a contar, el abecedario y otras cosas muy básicas de forma divertida para los más pequeños.
Son cosas que creo son fundamentales para el desarrollo adecuado que es tan importante, a parte de la educación que te deben dar los padres, de esas edades tan tempranas.

Con los dibujos modernos lo único que encontré fue tratar de distraer a los pequeños. Historias planas, personajes bastante vacíos y poco sutiles; incluso la propia animación era tosca como si estuviera dibujada en cinco minutos y de mala manera. Pongamos como ejemplo a Bob Esponja, la mejor serie de dibujos animados y la más famosa que hay actualmente en la parrilla. Tiene mensaje, sí, pero pocos y bastante metidos a la fuerza; las historias son inconsistentes, forzadas y los personajes son tan bastos que te cansan enseguida. Cuando no saben que meter, Patricio se saca un moco y hace guarrerías con él. Y estamos hablando del mejor dibujo actual, los demás no merecen ni ser mencionados. Son series que hacen algo que no deberían hacer: distraer para seguir manteniendo en la ignorancia a los niños (es una política capitalista que me suena bastante).
Para los más pequeños tienen dos alternativas: Los Lunnis, que no sé si seguirán existiendo y Pocoyó.
Los Lunnis fueron un quiero y no puedo de Barrio Sésamo, nunca los he visto así que no puedo hacer un juicio de valor justo sobre su valor como entretenimiento infantil; pero de entrada he podido observar que ninguno de sus personajes tiene tanta personalidad como Coco, Epi y Blas o el Monstruo de las Galletas. Pocoyó ha sido todo un éxito entre los más pequeños, a pesar de eso sus dibujos me parecen bastante poco dinámicos para una edad tan importante.
Como no todo puede ser malo, las crueles películas de Disney han sido sustituidas por las de animación de Pixar y Dream Works que hacen un valor educativo impresionante. Estas películas la disfrutan tanto los niños como los padres. Me sé que más de uno cada vez que ve Up llora a moco tendido y ya es mayorcito. Gracias al diseño y sobre todo la ilusión que se le pone a la producción de cada una de éstas películas – hay que tener en cuenta que la mayoría de la gente que está detrás de estas obras son gente joven y llena de ideas innovadoras – consiguen cosas increíbles, con mensaje y altamente detallistas.

Pero si algo le podemos agradecer a las repeticiones insaciables de Antena 3 son las intemporales primeras temporadas de Los Simpson. Esta serie no sólo enseña a las buenas y a las malas sino que divierten de tal manera que habiendo visto 30 veces el mismo capítulo lo sigues disfrutando de la misma manera. Es algo increíble que todo el mundo merece ver a lo largo de su vida. No sólo eso sino que son totalmente adultos, pero la mayoría de los niños lo entienden.

Puede que parezca una batallita de abuela cebolleta, pero es lo que veo y por nuestro bien que no se refleje en nuestras futuras generaciones, aunque ya lo esté haciendo.

• Woman – Wolfmother

PD: Los Teletubbies no los he mencionado porque si  los ves a la vez que escuchas The Dope Show de Marilyn Manson dicen que puedes abrir una puerta al infierno. O algo parecido decía el señor Ellis.

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Los dibujos de antes y los de ahora

El otro día, mientras desayunaba, tuve la buena suerte de encontrar la serie animada de los ’90 de X-Men, en TelEspe -TeleMadrid para los no madrileños-. Una vez acabados, seguí haciendo zapping hasta encontrar unos dibujos modernos y tuve la oportunidad de hacer comparaciones entre uno y otro.

He de decir que la serie animada de X-Men fue una de mis series favoritas cuando era pequeña, mi padre y yo nos levantábamos todos los días media hora antes para verla antes de irme al colegio -de ésto hace más de 10 años-. Tuve la oportunidad de comprobar que a pesar del tiempo pasado, seguía disfrutando como antes de las historias y no me parecieron para nada infantiles. De hecho los dibujos con los que me crié (la serie animada de Spiderman, Bola de Dragón, David el Gnomo, El Inspector Gadget, Popeye, etc.) eran bastante serios, maduros y educativos. A pesar de lo aburrido que pueda parecer, a mi en su día no me lo parecieron y me enseñaron valores bastante importantes como lo ocurrido en la II Guerra Mundial, el respeto a la naturaleza y a los demás, lo que se debe y no se debe hacer, algo de empatía por los personajes, el amor, la amistad, la muerte, la paciencia, etc.
Esos dibujos te enseñaban las realidades del mundo, eran más delicados y tenían muy en cuenta lo que querían transmitir.
Con todo eso, pienso que las generaciones de finales de los ochenta y principios de los noventa no salimos tan mal – quitando que gilipollas hay en todas partes -. A pesar de que nos criamos con las películas de Disney que eran tremendamente crueles (aquello sí que era aprender a palos); pero también Barrio Sésamo nos enseñaron a contar, el abecedario y otras cosas muy básicas de forma divertida para los más pequeños.
Son cosas que creo son fundamentales para el desarrollo adecuado que es tan importante, a parte de la educación que te deben dar los padres, de esas edades tan tempranas.

Con los dibujos modernos lo único que encontré fue tratar de distraer a los pequeños. Historias planas, personajes bastante vacíos y poco sutiles; incluso la propia animación era tosca como si estuviera dibujada en cinco minutos y de mala manera. Pongamos como ejemplo a Bob Esponja, la mejor serie de dibujos animados y la más famosa que hay actualmente en la parrilla. Tiene mensaje, sí, pero pocos y bastante metidos a la fuerza; las historias son inconsistentes, forzadas y los personajes son tan bastos que te cansan enseguida. Cuando no saben que meter, Patricio se saca un moco y hace guarrerías con él. Y estamos hablando del mejor dibujo actual, los demás no merecen ni ser mencionados. Son series que hacen algo que no deberían hacer: distraer para seguir manteniendo en la ignorancia a los niños (es una política capitalista que me suena bastante).
Para los más pequeños tienen dos alternativas: Los Lunnis, que no sé si seguirán existiendo y Pocoyó.
Los Lunnis fueron un quiero y no puedo de Barrio Sésamo, nunca los he visto así que no puedo hacer un juicio de valor justo sobre su valor como entretenimiento infantil; pero de entrada he podido observar que ninguno de sus personajes tiene tanta personalidad como Coco, Epi y Blas o el Monstruo de las Galletas. Pocoyó ha sido todo un éxito entre los más pequeños, a pesar de eso sus dibujos me parecen bastante poco dinámicos para una edad tan importante.
Como no todo puede ser malo, las crueles películas de Disney han sido sustituidas por las de animación de Pixar y Dream Works que hacen un valor educativo impresionante. Estas películas la disfrutan tanto los niños como los padres. Me sé que más de uno cada vez que ve Up llora a moco tendido y ya es mayorcito. Gracias al diseño y sobre todo la ilusión que se le pone a la producción de cada una de éstas películas – hay que tener en cuenta que la mayoría de la gente que está detrás de estas obras son gente joven y llena de ideas innovadoras – consiguen cosas increíbles, con mensaje y altamente detallistas.

Pero si algo le podemos agradecer a las repeticiones insaciables de Antena 3 son las intemporales primeras temporadas de Los Simpson. Esta serie no sólo enseña a las buenas y a las malas sino que divierten de tal manera que habiendo visto 30 veces el mismo capítulo lo sigues disfrutando de la misma manera. Es algo increíble que todo el mundo merece ver a lo largo de su vida. No sólo eso sino que son totalmente adultos, pero la mayoría de los niños lo entienden.

Puede que parezca una batallita de abuela cebolleta, pero es lo que veo y por nuestro bien que no se refleje en nuestras futuras generaciones, aunque ya lo esté haciendo.

• Woman – Wolfmother

PD: Los Teletubbies no los he mencionado porque si  los ves a la vez que escuchas The Dope Show de Marilyn Manson dicen que puedes abrir una puerta al infierno. O algo parecido decía el señor Ellis.

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El iPod ha muerto y lo ha matado Apple

Anteayer, Apple hizo una keynote para presentar su nueva gama de iPods. Me enteré de refilón vía Twitter (8 de cada 10 twits hablaban de ello) ya que desde que presentaron los nuevos iMac con ATI y procesadores Intel perdí la poca esperanza en Apple.

No me voy a quejar de lo feo que es el icono del nuevo iTunes 10, o si se parece demasiado a Windows Media Player. Vengo a anunciar la muerte del iPod como dispositivo de música personal revolucionario tal cual lo conocimos hace unos años. Especialmente y por mucho que me duela, del iPod Nano.

Los iPod (al igual que el resto de los productos de la marca) empezaron a decaer hace un par de años con las ofertas del iPod Shuffle que los hacía tan baratos (Con 1 Gb no te da ni para una muela). Eso hizo que aquella marca innovadora y que disfrutaban unos pocos se expandiese como la pólvora. Resultado: Apple vio la pela y se subió al carro vendiendo productos de calidad media por el triple o más de lo que cuestan. La historia de siempre.

Primero fue el el MacBook Air (aquel portátil que no tenía ni disquetera pero que por caber en un sobre costaba 2000€), luego vinieron el iPod Touch, el iPhone, los Macs cada vez más caros pero menos eficientes, el iPod Nano con cámara y por último el iPad. La gente está dispuesta a pagar el cuádruple del precio que debería tener sólo por tener una manzanita detrás. Eso convirtió a Apple no sólo sino en el reinventor de la rueda (que sepáis que los dispositivos táctiles existen desde hace años) sino que pasaron a ser »otra marca más». Otra que te ve como un billete con patas.

Anteayer presentaron el nuevo iPod Touch, un nuevo y espantoso iPod Nano Touch y anunció que el clásico iPod de toda la vida iba a ser abandonado. Véase: patentan el clickwheel (la rueda deslizadora típica de los iPod) pero dejan de crear dispositivos con ella sin ceder la patente. Ole vuestros huevos.

Puede que el sistema operativo siga siendo fantástico, y eso es totalmente cierto. Pero en cuanto a periféricos y gadgets he terminado con Apple.

• Evil – Interpol

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El iPod ha muerto y lo ha matado Apple

Anteayer, Apple hizo una keynote para presentar su nueva gama de iPods. Me enteré de refilón vía Twitter (8 de cada 10 twits hablaban de ello) ya que desde que presentaron los nuevos iMac con ATI y procesadores Intel perdí la poca esperanza en Apple.

No me voy a quejar de lo feo que es el icono del nuevo iTunes 10, o si se parece demasiado a Windows Media Player. Vengo a anunciar la muerte del iPod como dispositivo de música personal revolucionario tal cual lo conocimos hace unos años. Especialmente y por mucho que me duela, del iPod Nano.

Los iPod (al igual que el resto de los productos de la marca) empezaron a decaer hace un par de años con las ofertas del iPod Shuffle que los hacía tan baratos (Con 1 Gb no te da ni para una muela). Eso hizo que aquella marca innovadora y que disfrutaban unos pocos se expandiese como la pólvora. Resultado: Apple vio la pela y se subió al carro vendiendo productos de calidad media por el triple o más de lo que cuestan. La historia de siempre.

Primero fue el el MacBook Air (aquel portátil que no tenía ni disquetera pero que por caber en un sobre costaba 2000€), luego vinieron el iPod Touch, el iPhone, los Macs cada vez más caros pero menos eficientes, el iPod Nano con cámara y por último el iPad. La gente está dispuesta a pagar el cuádruple del precio que debería tener sólo por tener una manzanita detrás. Eso convirtió a Apple no sólo sino en el reinventor de la rueda (que sepáis que los dispositivos táctiles existen desde hace años) sino que pasaron a ser »otra marca más». Otra que te ve como un billete con patas.

Anteayer presentaron el nuevo iPod Touch, un nuevo y espantoso iPod Nano Touch y anunció que el clásico iPod de toda la vida iba a ser abandonado. Véase: patentan el clickwheel (la rueda deslizadora típica de los iPod) pero dejan de crear dispositivos con ella sin ceder la patente. Ole vuestros huevos.

Puede que el sistema operativo siga siendo fantástico, y eso es totalmente cierto. Pero en cuanto a periféricos y gadgets he terminado con Apple.

• Evil – Interpol