True Blood es una serie llena de momentos bizarros y bestias a más no poder, con los que -y no os voy a mentir- me lo he pasado bomba en muchas ocasiones, más aún esta tercera temporada que han echado mano del mejor gore y las escenas del sexo más explícito para darse fama. También se ha convertido en la única serie que haya visto en mi vida en la que le tenga manía a la protagonista por tonta y me gusten los malos.
Uno de esos personajes supuestamente malos es Russell, uno de los reyes vampiros que ha aparecido en la tercera temporada -de acuerdo al tercer libro, supongo- y que ha despertado en nosotros una extraña animadversión en la que a veces queríamos que le matasen y otras que triunfase con sus malignos planes, un niño impulsivo de 3000 años. En el final del capítulo del 3×09 »Everything Is Broken», donde hace la escena con el discurso más grande que ha habido y habrá en esta serie, haciendo que me declare fan incondicional de Russell Edgington.
Os lo dejo aquí porque a parte de no hacer ningún spoiler, deberían estudiarse en las carreras de comunicación y políticas:
Traduzco:
[Presentador hablando sobre la representación de los vampiros en el parlamento americano y las encuestas sobre los votos de la enmienda que aprueba los derechos de los vampiros. Hasta que muere.]
– Russell: »¿Eso te ayuda a decidir, América? ¡No apagues la cámara! Ya has visto lo rápido que puedo matar.
Damas y caballeros, mi nombre es Russell Edgington y he sido un vampiro durante casi 3000 años. Ahora, la Liga Americana de Vampiros desea perpetrar la idea de que nosotros somos igual que vosotros. Supongo que en algunos detalles lo somos. Somos narcisistas. Sólo nos preocupamos por conseguir lo que queremos sin importar el coste, al igual que vosotros. Calentamiento global, guerra perpetua, vertidos tóxicos, explotación infantil, tortura, genocidio. Es un pequeño precio a pagar por vuestros SUV* y vuestros televisores de pantalla plana, vuestros diamantes de sangre, vaqueros de diseño ¡Vuestros absurdos coloridos McMansions! Inútiles símbolos para apaciguar vuestras temblorosas y sin carácter almas.
Pero no, al final no somos nada parecidos a vosotros. Somos inmortales, porque bebemos la sangre verdadera. Sangre viva, orgánica y humana. Y esa es la verdad que la Liga Americana de Vampiros desea ocultaros, porque mostrles comiéndose gente es difícil de vender en estos días, así que ellos muestran sus amigables caras para pasar su amada VRA sin cometer ningún error.
¡Mi cara es la cara real de los vampiros! ¿Por qué querríamos exigir derechos igualitarios? Vosotros no sois nuestros iguales. Os comeremos después de comernos a vuestros niños…
…
Y ahora, el tiempo ¿Tiffany?»