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Ciberego y redes sociales

Hace poco, descargué Seesmic Desktop 2, un cliente de Twitter para escritorio (me gusta teneros controladitos). Debajo de cada tweet viene un medidor de Klout, como más o menos sabía lo que era pero me metí a ver de qué se trataba. Para el que no lo conozca, Klout es un servicio que te permite enlazar todos tus blogs, webs, redes sociales y demás para medir el nivel de influencia que tienes sobre determinados temas. La premisa inicial es buena: si buscas sobre determinados temas, por ejemplo «ciencia», te llevará a los perfiles con más relevancia sobre el tema.

Por desgracia, al parecer la gente necesita medir su autoestima de alguna manera que en ocasiones roza lo enfermizo: en Twitter mediante el número de followers, en Facebook mediante el número de amigos, en LinkedIn de una manera parecida a Facebook, en Foursquare desbloqueando sitios, etc. Miréis a donde miréis en internet siempre hay una manera de medir el ego de la gente: Steam, Xbox Live, foros, blogs e incluso según el ordenador o el teléfono móvil que tengas.

Es una lástima que estos servicios se usen como medidores de ego, es casi inevitable encontrarse a alguien que se cree la diva (en genérico) de la red social. Si se usasen adecuadamente, con el propósito con el que fue pensado en un principio, serían servicios extremadamente útiles. Hay gente, poca pero que merece la pena tener como contactos, que le dan un uso responsable y «humilde» (por decirlo de alguna manera) a sus perfiles.

¿Qué lleva al usuario medio a caer tan fácilmente en esta locura de ciberego? Algún experto diría que insatisfacción en la vida, infelicidad, etc. Puede ser, pero no creo que sea el motivo general. Puede que sea una meritocracia mal entendida, un problema educativo, una necesidad constante de aprobación por la sociedad que se nos enseña a buscar desde pequeños. No es sólo que la gente sea idiota, pues he visto gente inteligente caer en las garras de lo mismo. Es buscar la aprobación, el éxito que tanto te venden a lo largo de tu vida, la ilusión de satisfacción o plenitud que tanto ansía el ciudadano medio y que no llena con otros objetos o «logros».

Creo que todo eso se resumiría en el ansia de poder, del estar por encima de los demás, que tanto caracteriza al ser humano.