Lo peor que se puede hacer antes de ir a ver una película es leer una crítica de cine, pueden desde pasar desapercibidas hasta amargarte el momento del día e ir con una idea preconcebida de la película, ya sea buena o mala, algo que no es lo más recomendable si quieres disfrutar de la película. Más ahora, si tu intención es ir a disfrutarla al cine, algo que el pueblo llano no puede hacer cuando place.
Nunca he sido muy amiga de las críticas en general, eso tiene gracia porque luego me pongo a escribir reseñas de películas. Es tradición en este país, se coloca en el puesto de crítico en un medio más o menos destacado a alguien que no suele tener ni puta idea. Y cuando no tienes ni puta idea, es decir, conocimientos técnicos, unas bases de lo que estás criticando, se recurre a la opinión personal. En lugar de sacar del paro a un pobre licenciado en Audiovisuales, prefieren darle trabajo a una cara conocida de vida bohemia, como son de trabajar poco se aseguran de que cuentan con tiempo para escribir la columna. Más tradicional es darle una columna a un artista a criticar otro arte que no es de su campo (si pusiéramos a Monet a criticar una obra de Shakespeare…) como la que le han dado a mi querido amigo Joaquin Sabina, que por lo visto le han enseñado a escribir en el Proyecto Hombre. Al igual que se pone gente a comentar fútbol que no saben ni qué es un Fuera de Juego, les sueltan la correa directamente, lo cual suele tener un resultado catastrófico. Pero a los periódicos les encanta que haya polémica, al fin y al cabo, ellos crearon el flame antes de que existiera internet.
Mi trauma definitivo con los críticos de cine ocurrió en mi más tierna adolescencia, corría el año 2008 y yo estaba haciendo tiempo para ir al cine a ver Batman: El Caballero Oscuro, por aquel entonces mi padre compraba el dominical de El País (leía tres cosas y acababa para rellenar bolsos). Mientras hojeaba susodicho periódico, topé con una columna de Elvira Lindo, la señora esta que escribe historias para niños vagos con los libros. Teniéndole algo de estima por aquel entonces, procedí con la lectura y el resultado fue este (lean, lean). Acabé tan decepcionada con la escritora y bastante cabreada, algo que sólo podía arreglar Batman. ¿Cómo podía ser que a esta mujer le pagasen por publicar semejantes barbaridades habiendo tantos críticos capacitados escribiendo en el último sótano? Si se hubiera metido con El Padrino III, igual merecería el despido… ¡PERO CON BATMAN NO SE METE NADIE, ESCRITORUCHA DE TRES AL CUARTO! Y siempre que te preguntes cómo es posible que a determinado individuo le paguen por escribir tal mierda en un periódico de tirada nacional, baja sobre tu cabeza un globito dorado, brillante, sugerentemente apoyado sobre una cama de nubes en el que viene, finamente inscrita, la palabra «flame» – polémica, para los no iniciados -.
Afortunadamente, internet siempre tiene la respuesta y el consuelo (ahem) para todo el mundo, y existen muchos blogs y páginas de personas que realmente saben, que por placer cinematográfico han ido más allá y han aprendido a valorar todo el conjunto (mucho ojo con esto, si alguien te dice que es amante del cine y luego no se interesa por detalles técnicos, etc., no os acostéis con esa persona. Tiene un apasionamiento de mierda). Por poner un ejemplo, casi nadie se fija en las bandas sonoras, cuando hacen la mitad de la belleza de la película. A pesar de leer una crítica de alguien que sí está capacitado, que puede valorar más objetivamente la calidad de un film, la mayoría de las veces se va a diferir en opinión, sobre todo en aspectos artísticos que son más subjetivos: como la calidad de interpretación de los actores, la música o la función del director. Siempre se va a buscar un crítico más afín a nuestros gustos. Por esta razón es más acertado leer críticas después de haber visionado y digerido la película.
La conclusión final es que Batman es sagrao que si tenéis intención de mirar una crítica, no sólo de cine, sino en general, recurráis a internet, a sitios serios, no un periódico (ironía el decir esto) y siempre leyendo más de una crítica o comentando con varias personas. Al fin y al cabo, leer crítica, sigue siendo contrastar opiniones.