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Happy fucking christmas

Que no me gusta la navidad no es ningún secreto. Mi cinismo me impide disfrutar de cualquier convención social (bodas y funerales inclusive) o tradición, especialmente si tiene que ver con la religión.

 

Son todas fiestas basadas en la hipocresía, muy en reflejo de la sociedad actual: Se reúnen las familias después de meses sin verse, las malvadas suegras se juntan con los yernos, los hijos repudiados son arrastrados de vuelta al nido, los tíos, tías y cuñados se revuelven.
Al principio todo es muy amistoso »¡Hacía un año que no te veía!» y se preguntan por qué será. Una botella de vino después comienzan a volar los cuchillos: la niña que se ha casado con un inútil, la suegra que es una bruja insoportable, el tío que se emborracha y corre desnudo al rededor de la mesa, el niño que se lleva una mano de hostias por portarse mal, etc.

Luego Urgencias está hasta arriba: hernias discales al intentar envolver un buda de 30 Toneladas, dientes rotos, congelación, accidentes de tráfico, intoxicaciones alimenticias, intentos de asesinado con el cuchillo del panettone, ojos morados o intentos de suicidio. Qué alegría reunir a la familia.

Todo es un infierno en navidad. El asunto de los regalos tampoco se salva, si ya de por sí comprarlos tiene su miga, lo mejor son los significados de cada uno: el 90% son regalos de mierda, de esos que no sabes qué regalar y compras la cosa más barata y más cutre que encuentras; los regalos sexistas para los niños: un cubo y una fregona para la cría, que sepa cual es su lugar en el mundo. Y por supuesto, mi favorito: el regalo-indirecta. Imaginaos, pero os lo imagináis bien ¿Eh? Esa sensación interna de triunfo cuando el yerno le regala a la suegra una faja a ver si se da por aludida ¿No es acaso, maravilloso?

Pero si hay algo que es peor que todo eso, a parte de la programación televisiva donde siempre pasan las mismas películas y los mismos programas presentados por los mismos panolis, es el sentido religioso -y ridículo- de la festividad, el cual todo el mundo se pasa ya por el forro. Semana Santa tiene algo de sentido, porque se celebra la aparición del primer zombie documentado de la historia ¿Pero Navidad? Una historia que es digna del Diario de Patricia: cuernos, un niño no deseado, paparazzis voladores y tertulianos que traen mirra, incienso (fijo que era hachís) y no sé qué más.

Lo que más gracia me hace es que el pobre Papá Noel no pinta nada en todo esto, pero que también tiene tela. Se venera y se espera con ilusión a un tío regordete, que trabaja una vez al año – como un cabrón, pero una vez al año – allanando moradas ajenas, comiéndose lo que encuentra y encima te deja la primera mierda que ha robado en cualquier gran almacén. Lo de los Reyes Magos era previsible, al fin y al cabo son dos moros y un negro.
La gente, como buena cristiana que es, tiene la necesidad de limpiar su conciencia una vez al año con los pobres. Así que les entregan la ropa vieja que ya no usan o el juguete que estaba de oferta en señal de igualdad.

¿Sabéis? Siempre he visto la figura de Papá Noel y los Reyes Magos como el Dios de los niños pequeños. A los mayores, para controlarles les dicen »Dios lo ve todo, irás al infierno», pero vosotros y yo sabemos que a los niños el concepto del infierno, a parte de abstracto, les queda como muy lejano. Así que los curas o los papás, decidieron recurrir a los bienes materiales que es lo que más les jode. Si el mocoso se porta mal le dices en pleno julio ‘‘Que Papá Noel y los Reyes te están mirando», luego le amenazas con que si molesta, le traerán carbón, pero no carbón combustible, que tiene algún valor. Un puto trozo de azúcar quemado que te rompe los dientes si lo intentas morder. Mano de santo. El crío no volverá a romper paciencias hasta diciembre por lo menos.

Yo también lo veo todo y sé, que al fin y al cabo, sois como niños pequeños. Así que no os portéis mal o el Gobierno traerá otra reforma laboral.

 • True Nature – Jane’s Addiction  

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Happy fucking christmas

Que no me gusta la navidad no es ningún secreto. Mi cinismo me impide disfrutar de cualquier convención social (bodas y funerales inclusive) o tradición, especialmente si tiene que ver con la religión.

 

Son todas fiestas basadas en la hipocresía, muy en reflejo de la sociedad actual: Se reúnen las familias después de meses sin verse, las malvadas suegras se juntan con los yernos, los hijos repudiados son arrastrados de vuelta al nido, los tíos, tías y cuñados se revuelven.
Al principio todo es muy amistoso »¡Hacía un año que no te veía!» y se preguntan por qué será. Una botella de vino después comienzan a volar los cuchillos: la niña que se ha casado con un inútil, la suegra que es una bruja insoportable, el tío que se emborracha y corre desnudo al rededor de la mesa, el niño que se lleva una mano de hostias por portarse mal, etc.

Luego Urgencias está hasta arriba: hernias discales al intentar envolver un buda de 30 Toneladas, dientes rotos, congelación, accidentes de tráfico, intoxicaciones alimenticias, intentos de asesinado con el cuchillo del panettone, ojos morados o intentos de suicidio. Qué alegría reunir a la familia.

Todo es un infierno en navidad. El asunto de los regalos tampoco se salva, si ya de por sí comprarlos tiene su miga, lo mejor son los significados de cada uno: el 90% son regalos de mierda, de esos que no sabes qué regalar y compras la cosa más barata y más cutre que encuentras; los regalos sexistas para los niños: un cubo y una fregona para la cría, que sepa cual es su lugar en el mundo. Y por supuesto, mi favorito: el regalo-indirecta. Imaginaos, pero os lo imagináis bien ¿Eh? Esa sensación interna de triunfo cuando el yerno le regala a la suegra una faja a ver si se da por aludida ¿No es acaso, maravilloso?

Pero si hay algo que es peor que todo eso, a parte de la programación televisiva donde siempre pasan las mismas películas y los mismos programas presentados por los mismos panolis, es el sentido religioso -y ridículo- de la festividad, el cual todo el mundo se pasa ya por el forro. Semana Santa tiene algo de sentido, porque se celebra la aparición del primer zombie documentado de la historia ¿Pero Navidad? Una historia que es digna del Diario de Patricia: cuernos, un niño no deseado, paparazzis voladores y tertulianos que traen mirra, incienso (fijo que era hachís) y no sé qué más.

Lo que más gracia me hace es que el pobre Papá Noel no pinta nada en todo esto, pero que también tiene tela. Se venera y se espera con ilusión a un tío regordete, que trabaja una vez al año – como un cabrón, pero una vez al año – allanando moradas ajenas, comiéndose lo que encuentra y encima te deja la primera mierda que ha robado en cualquier gran almacén. Lo de los Reyes Magos era previsible, al fin y al cabo son dos moros y un negro.
La gente, como buena cristiana que es, tiene la necesidad de limpiar su conciencia una vez al año con los pobres. Así que les entregan la ropa vieja que ya no usan o el juguete que estaba de oferta en señal de igualdad.

¿Sabéis? Siempre he visto la figura de Papá Noel y los Reyes Magos como el Dios de los niños pequeños. A los mayores, para controlarles les dicen »Dios lo ve todo, irás al infierno», pero vosotros y yo sabemos que a los niños el concepto del infierno, a parte de abstracto, les queda como muy lejano. Así que los curas o los papás, decidieron recurrir a los bienes materiales que es lo que más les jode. Si el mocoso se porta mal le dices en pleno julio ‘‘Que Papá Noel y los Reyes te están mirando», luego le amenazas con que si molesta, le traerán carbón, pero no carbón combustible, que tiene algún valor. Un puto trozo de azúcar quemado que te rompe los dientes si lo intentas morder. Mano de santo. El crío no volverá a romper paciencias hasta diciembre por lo menos.

Yo también lo veo todo y sé, que al fin y al cabo, sois como niños pequeños. Así que no os portéis mal o el Gobierno traerá otra reforma laboral.

 • True Nature – Jane’s Addiction