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Polémica del cuerpo ALH84001

Ante los recientes acontecimientos (N: No hacer caso a Fox News), no he podido evitar recordar el culebrón que se montó hace unos años por los mismos motivos:

 En 1984 se descubrió tirado en medio de la Antártida (Polo Sur, con los pingüinos) el objeto llamado ALH84001, un meteorito que no llegaba a los 2 kg de peso y que ha suscitado bastante polémica años posteriores.
Esta roca encontrada en Allan Hills es uno de los meteoritos procedentes de Marte que se ha estrellado sobre la superficie terrestre. La estimaciones de edad de formación datan de unos 4500 millones de años en Marte, unos 1000 millones de años después se filtró agua líquida dentro del cuerpo. Hace unos 16 millones de años, por algún tipo de colisión, el trozo de roca salió despedido del planeta, superando la velocidad de escape de el planeta rojo, evitando que se quedase orbitando en torno a él. Cansado de vagar por el frío y solitario espacio, nuestro amigo modificó su trayectoria (seguramente golpeado por otro cuerpo y atraído por nuestro campo gravitatorio), por aquel entonces con una masa bastante superior a la antes citada, decidió aparcar en la Tierra unos 13000 años atrás.

Como en los años 80 había mucha menos tecnología, al principio no podían hacer más que teorizar. Así que en una primera estimación se supuso que era un fragmento del asteroide Vesta, uno de los más másicos del Cinturón de Asteroides. Posteriormente, al hallar el isótopo Nitrogeno-15 en cantidades significativas sólo presentes en la atmósfera de Marte, se tuvo que descartar esta idea.

El asunto se dejó aparcado unos años, hasta que en 1996 la NASA determinó que en el fragmento había rastros de vida bacteriana, inmediatamente llegaron a la conclusión de que en Marte podría haber existido, en un remoto pasado, una forma de vida primitiva bacteriana, ergo, los restos del meteoro eran extraterrestres. Esta noticia no sólo no nos dejaba solos en el universo, era una prueba sólida de la hipotética Panspermia.

Ante tal anuncio el mundo se conmocionó, el Área 51 se llenó hasta los topes, se estrenó Independence Day y Bill Clinton, el por entonces presidente de los Estados Unidos de América, se frotó las manos ante el empujón político para su carrera; por lo que hizo una rueda de prensa urgente y demás teatralidades que le gustan tanto a los políticos. Se definió como »el mayor descubrimiento científico de todos los tiempos».

No obstante, el asunto no estuvo exento de polémica entre los expertos. Durante dos años, especialistas de todos los campos elaboraron diferentes teorías y llevaron a cabo diversas pruebas sin llegar a ningún punto en concreto. Finalmente en 1998, la Institución Oceanográfica del la Universidad de California, aportó pruebas contundentes de que la muestra estaba contaminada por organismos del entorno, por lo que invalidaba cualquier descubrimiento.

Todavía hay firmes defensores de que los microorganismos eran de origen marciano, alegando que de todos los meteoritos caídos en la Antártida ninguno estaba contaminado o que las cantidades de sustancias químicas en el núcleo de la roca no se encontraban en el entorno, entre otros argumentos.

Quizá la NASA se precipitó al hacer el anuncio, pasando a engordar la lista de ‘posibles fallos’. Pero de no haber estado la prueba contaminada, se habría probado al menos, la existencia de agua líquida en Marte y no habríamos tenido que esperar tantos años.
A día de hoy la discursión sobre el tema sigue abierta.

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