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Los dibujos de antes y los de ahora

El otro día, mientras desayunaba, tuve la buena suerte de encontrar la serie animada de los ’90 de X-Men, en TelEspe -TeleMadrid para los no madrileños-. Una vez acabados, seguí haciendo zapping hasta encontrar unos dibujos modernos y tuve la oportunidad de hacer comparaciones entre uno y otro.

He de decir que la serie animada de X-Men fue una de mis series favoritas cuando era pequeña, mi padre y yo nos levantábamos todos los días media hora antes para verla antes de irme al colegio -de ésto hace más de 10 años-. Tuve la oportunidad de comprobar que a pesar del tiempo pasado, seguía disfrutando como antes de las historias y no me parecieron para nada infantiles. De hecho los dibujos con los que me crié (la serie animada de Spiderman, Bola de Dragón, David el Gnomo, El Inspector Gadget, Popeye, etc.) eran bastante serios, maduros y educativos. A pesar de lo aburrido que pueda parecer, a mi en su día no me lo parecieron y me enseñaron valores bastante importantes como lo ocurrido en la II Guerra Mundial, el respeto a la naturaleza y a los demás, lo que se debe y no se debe hacer, algo de empatía por los personajes, el amor, la amistad, la muerte, la paciencia, etc.
Esos dibujos te enseñaban las realidades del mundo, eran más delicados y tenían muy en cuenta lo que querían transmitir.
Con todo eso, pienso que las generaciones de finales de los ochenta y principios de los noventa no salimos tan mal – quitando que gilipollas hay en todas partes -. A pesar de que nos criamos con las películas de Disney que eran tremendamente crueles (aquello sí que era aprender a palos); pero también Barrio Sésamo nos enseñaron a contar, el abecedario y otras cosas muy básicas de forma divertida para los más pequeños.
Son cosas que creo son fundamentales para el desarrollo adecuado que es tan importante, a parte de la educación que te deben dar los padres, de esas edades tan tempranas.

Con los dibujos modernos lo único que encontré fue tratar de distraer a los pequeños. Historias planas, personajes bastante vacíos y poco sutiles; incluso la propia animación era tosca como si estuviera dibujada en cinco minutos y de mala manera. Pongamos como ejemplo a Bob Esponja, la mejor serie de dibujos animados y la más famosa que hay actualmente en la parrilla. Tiene mensaje, sí, pero pocos y bastante metidos a la fuerza; las historias son inconsistentes, forzadas y los personajes son tan bastos que te cansan enseguida. Cuando no saben que meter, Patricio se saca un moco y hace guarrerías con él. Y estamos hablando del mejor dibujo actual, los demás no merecen ni ser mencionados. Son series que hacen algo que no deberían hacer: distraer para seguir manteniendo en la ignorancia a los niños (es una política capitalista que me suena bastante).
Para los más pequeños tienen dos alternativas: Los Lunnis, que no sé si seguirán existiendo y Pocoyó.
Los Lunnis fueron un quiero y no puedo de Barrio Sésamo, nunca los he visto así que no puedo hacer un juicio de valor justo sobre su valor como entretenimiento infantil; pero de entrada he podido observar que ninguno de sus personajes tiene tanta personalidad como Coco, Epi y Blas o el Monstruo de las Galletas. Pocoyó ha sido todo un éxito entre los más pequeños, a pesar de eso sus dibujos me parecen bastante poco dinámicos para una edad tan importante.
Como no todo puede ser malo, las crueles películas de Disney han sido sustituidas por las de animación de Pixar y Dream Works que hacen un valor educativo impresionante. Estas películas la disfrutan tanto los niños como los padres. Me sé que más de uno cada vez que ve Up llora a moco tendido y ya es mayorcito. Gracias al diseño y sobre todo la ilusión que se le pone a la producción de cada una de éstas películas – hay que tener en cuenta que la mayoría de la gente que está detrás de estas obras son gente joven y llena de ideas innovadoras – consiguen cosas increíbles, con mensaje y altamente detallistas.

Pero si algo le podemos agradecer a las repeticiones insaciables de Antena 3 son las intemporales primeras temporadas de Los Simpson. Esta serie no sólo enseña a las buenas y a las malas sino que divierten de tal manera que habiendo visto 30 veces el mismo capítulo lo sigues disfrutando de la misma manera. Es algo increíble que todo el mundo merece ver a lo largo de su vida. No sólo eso sino que son totalmente adultos, pero la mayoría de los niños lo entienden.

Puede que parezca una batallita de abuela cebolleta, pero es lo que veo y por nuestro bien que no se refleje en nuestras futuras generaciones, aunque ya lo esté haciendo.

• Woman – Wolfmother

PD: Los Teletubbies no los he mencionado porque si  los ves a la vez que escuchas The Dope Show de Marilyn Manson dicen que puedes abrir una puerta al infierno. O algo parecido decía el señor Ellis.

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